Helen Keller, sordomuda de nacimiento y una de las mujeres más brillantes que haya existido, solía decir que la seguridad en la naturaleza no existe, que es una superstición, y añadía: la vida es una aventura, o no es nada.
El dicho popular también es exacto a este respecto: quien no arriesga, no cruza el río.
La vida, para a vivirla a plenitud, requiere disposición para soltar la seguridad de lo que tienes para ir tras la manifestación de lo que quieres.
No hay otra forma de crecer, de avanzar, que no sea corriendo riesgos. En esencia, no puedes crecer y tomar las cosas mayores si no te atreves incluso a perder algo.
En síntesis, no hay vida sin la disposición de entregarte a ella.
¿Cuáles son los riesgos que empezarás a correr?
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